En perspectiva: el presente texto es el grueso de la memoria que presenté al acabar mis estudios de Psicología allá por el año 2007-2008. Viéndolo ahora, fue sin duda una gran toma de contacto con la filosofía Oriental y un estudio profundo de un tema que en su momento me resultaba tremendamente interesante, la "resolución de conflictos" y todo el estudio de la comunicación humana. También es cierto que fue una gran "salvación" del prácticum que me tocó realizar, que nada tenía que ver y no me interesaba en absoluto.
En la introducción de la memoria comento que sería muy prolífico un estudio del I Ching desde esta perspectiva, pero que me resultaba imposible poder abarcarlo... ¡Qué ingenuo e inocente fue mi petición en su momento, pero que cierta! (aún recuerdo a mi tutor con los ojos bien abiertos mientras le explicaba lo poco que sabía -y sé- del I Ching, y lo mucho que creía que podía "extraer" de esta obra clásica). Hubiera sido una tarea mastodóntica pero que sin duda hubiera ayudado a profundizar en toda esta rama del estudio de las relaciones entre las personas.
Después de todo este tiempo creo que lo que hizo que me gustara tanto este tema fue la vertiente humanista de sus teóricos y de la Escuela de Palo Alto. Sin duda el fondo de sus teorías es pura filosofía y pensamiento Oriental puesto que por ejemplo el "cambio" es una máxima.
3.2 Interpretación del Tao Te King (el arte del no conflicto)
En la introducción ya he comentado cuales son los motivos por los que tomaré como base y principio de las interpretaciones esta obra. En ella se describen las reglas generales que moverán toda obra que se enmarque dentro de una concepción del mundo taoísta. La interpretación la realizaré agrupando en conceptos o ideas similares los 81 capítulos de los que está compuesto, puesto que muchos de estos capítulos profundizan en aspectos que en esencia forman parte de un mismo concepto. La interpretación intentará ir de los conceptos más generales en cuanto a la adaptación de los capítulos a una visión de resolución de conflictos, a los conceptos más prácticos (en otras palabras, intentaré ordenar la obra interpretándola como interesa desde esta perspectiva o visión del mundo). Además, incluiré dentro de cada agrupación de ideas los capítulos de referencia (en algunos se pueden extraer diversas ideas). Por último diré que no he sabido darles una interpretación adecuada a todos los capítulos de esta obra, por lo que en la interpretación no aparecerán indicados los 81 capítulos.
De este modo la primera idea que encontramos es sobre la propia aparición de un conflicto. Antes que nada y ya en el primer verso, Lao-Tse nos advierte o nos guía diciendo que “el espíritu libre de pasiones conocerá la misteriosa esencia del principio universal”. Este sería el consejo primordial para seguir el camino correcto y no ser fuente de un posible conflicto. Aún así, Lao-Tse sigue desarrollando esta idea (que por otra parte es el pilar en la que apoya toda la obra) en otros capítulos, concretamente: 7, 11, 12, 22, 30, 43, 48, 50, 51, 53, 57, 63, 64, 67, 69 y 80. De este modo, y siguiendo con lo que nos dice en el capítulo 1, un conflicto no aparece si no se “abraza lo que conserva”, “si no se busca el provecho propio”, “si renunciamos a lo que desgasta”, “si buscamos el bien para todos”, “si actúas con simpleza y evitas atraer a todo lo que fluye”, “si actúas sin imponer”, etc. El conflicto aparece cuando al menos una de las partes quiere actuar, imponerse, hacerse poderoso, “parecer” o ganar a otra (en definitiva y siguiendo un dicho chino “ir a por el queso de otro ratón”). Por eso un conflicto no aparece si una de las partes no quiere entrar en el juego, no lucha, no actúa o cede (“el Sabio evita desde lejos la dificultad, por eso no tiene jamás dificultades” , ya que “exteriorizado por su indiferencia, no proporciona una presa a la muerte”. “Antes la defensiva que la ofensiva, antes retroceder un pie que avanzar... Ceder vale más que triunfar” ).
Aún así, el conflicto puede aparecer. Si es así, los capítulos 3, 15, 18, 19, 23, 24, 34, 37, 38, 40, 66 y 74 nos aportan parte del conocimiento necesario para entenderlo. Un conflicto se soluciona solo si se desarrolla de forma natural (dejándolo fluir), ya que tiende a la “simplicidad primordial”. El problema aparece cuando en determinados conflictos hacemos artificial lo que de por sí debería de ser natural, actuando y describiendo una solución que de por sí es espontánea, natural. Para dejarlo fluir y solucionarlo , hay que ver el conflicto y las partes como una unidad, dejando de atraer hacia uno mismo la tendencia del conflicto (querer que el resultado del conflicto sea favorable a uno mismo. Acapararlo). De esta forma, una solución puntual, no fluida, puede ser interpretada con facilidad como un ataque, una acción que va en contra del otro (en definitiva, algo artificial y forzado. “Los que hacen demasiado estropean sus asuntos. Los que aprietan demasiado fuerte, acaban por soltarlo...”).
Si tu acción se ve, ya no funciona (“...El Sabio que no actúa no estropea ningún asunto. Como no está atado a nada, nada se le escapa...Para cooperar a la evolución universal, no actúa, pero deja hacer”), por eso si realizas una acción que va a favor del otro (si va en contra mejor no la realices como principio, y si lo haces, ten en cuenta que si es descubierta, será muy difícil poder llegar a solucionar el conflicto, puesto que se intensificará y la otra parte verá parcialidad e interés), hay que ser prudente y discreto (saber como realizarlo, como intervenir. Hay que actuar sin ser visto.), ya que estas haciendo algo artificial, y así es difícil “que no te cortes los dedos” (la solución aplicada que es algo artificial, puede ser el problema). Por eso, y como nos dice el capítulo 65, “El que pretende procurar el bien de un país extendiendo la instrucción, se equivoca y arruina el país. Mantener el pueblo en la ignorancia es lo que hace la salvación de un país” (la solución de un conflicto pasa por intervenir sobre la otra parte o sobre ambas, manteniéndolos en la ignorancia en cuanto al mecanismo de intervención empleado). Como conclusión final y a modo de consejo de cual sería la forma “correcta” de participar o moverse dentro de en un conflicto, Lao-Tse nos dice: “La paz se obtiene en el movimiento (de este mundo) por aquel que sabe tomar su partido de ese movimiento y que no se pone nervioso deseando que se detenga”.
Una de las posibles vías a seguir para no ser visto y para intervenir en un conflicto nos la propone el capítulo 8, en el que nos dice: “El agua quiere hacer el bien a todos los seres; no lucha por ninguna forma o posición definida sino que se coloca en lugares bajos que nadie quiere... No luchan por su propio interés, pero ceden. Así no experimentan ninguna contradicción”. En otras palabras, para ser aceptados y así franquear las barreras defensivas del otro, tenemos que situarnos por debajo de la otra parte o partes y no oponernos a ellas (adaptarnos a su forma de hablar, de expresarse y aceptarlo como tal para ser aceptados. Incluso, como estrategia a corto plazo, sería útil dejar creer que la otra parte o las partes en conflicto son las que dominan la situación).
*Anotación 2021: este modo de actuar, a largo plazo, permite transformar el espíritu/actitud de la persona, convirtiéndola en una persona humilde y tranquila por naturaleza. Es la base del respeto y una vía para eliminar la ansiedad ante situaciones o personas.
A la vez, para intervenir en un conflicto (queriendo que cambie de forma profunda, sin limitarse a la “música y la buena mesa” que “retienen solamente una noche a un huésped que pasa”, capítulo 35), es esencial mostrar imparcialidad y desinterés (capítulo 13 y 54), y querer el bien común para las partes que forman el conflicto (igualdad y unidad). Deberíamos convertirnos en simples motores del cambio, siendo capaces de detectar los problemas pero no utilizar ni la fuerza ni la arrogancia (“puesto que la paz, el no atacar, hace durar la relaciones”). Dejando hacer a cada una de las partes según su naturaleza dentro del conflicto (“el conocimiento de una de ellas nos revela la otra”), así podemos ver cual es la dinámica del conflicto, y limitarnos simplemente a actuar sobre las formas de exceso (capítulos 2, 27, 28, 29, 35, 55, 65 y 77) (en palabras de Lao-Tse: “el Sabio permite a todos los seres existir sin oponerse directamente, vivir sin acapararlos, actuar sin explotarlos. No se atribuye los efectos producidos y, por consiguiente, esos efectos permanecen”. “No querer regentar, no apropiarse de lo ajeno, aún siendo sabio hacer lo insensato –obstinarse en vivir retirado-, esta es la verdad esencial”. “La paz hace durar; quien comprende esto, está iluminado”. “Cuando gobierna, el Sabio deja actuar a todos los seres según su naturaleza -y al imperio que es su suma-, según sus diversas naturalezas... Se limita a reprimir las formas de exceso que serían nocivas al conjunto de los seres, como el poder, la riqueza y la ambición”).
Desarrollando las ideas de los tres primeros párrafos, que ya se adentran en el camino que hay que seguir para solucionar un conflicto (o siguiendo más fielmente los principios taoístas, para que nunca se llegue a producir), encontramos toda una serie de capítulos que complementan y amplían la visión un tanto general que hasta ahora he extraído de la obra. Por una parte la interpretación del capítulo 5, 9, 14, 17 y 76 nos da a entender que en un conflicto hay que intentar no llegar nunca a una posición extremista (intentando cortar mediante soluciones la “continuidad inmutable”). Hay que dejar siempre una vía de escape, porque sino el conflicto estallará y se romperá la relación. Para ello hay que saber ceder y “retirarse en la cima de su apogeo” (Esta sería la forma de parar un aumento incesante en la intensidad del conflicto producida por las posiciones cada vez más extremistas de las partes). De este modo, para evitar un conflicto, para pararlo o para intervenir sobre el, hay que ser flexible. Esto permite desarrollar la capacidad de ceder y de tener una visión global de los sucesos, y por otra parte, evitar otra fuente de creación de conflicto, las relaciones de desigualdad, rígidas y que siempre piden más (expansivas)
Capítulo 19: “En los primeros tiempos, los súbditos apenas sabían que tenían un príncipe. Más tarde, el pueblo amó y aduló a su príncipe -a causa de sus buenas acciones-. Más adelante, lo temió -a causa de sus leyes-, y lo despreció -a causa de sus injusticias-. Se volvió desleal, por haber sido tratado deslealmente, y perdió la confianza al recibir solamente buenas palabras no seguidas de efectos”.
Capítulo 76: “El que es fuerte y poderoso está marcado para la muerte; el que es flexible y débil lo está para la vida...El ágil y débil tiene siempre ventaja”.
Esta idea de flexibilidad (Yang) como forma de adaptación en contraposición de la rigidez (Yin) se desarrolla en otros capítulos del Tao Te King. Así una interpretación del capítulo 5 nos dice que existen unos límites (“el Cielo y la Tierra”) donde debemos movernos (el Hombre, que está en medio, es el que puede observar e interpretar cómo interactuan). Dentro de estos límites (“sede del Principio”, espacio físico donde podemos seguir el camino de la virtud) se debe actuar como “un fuelle que se vacía sin agotarse, que se mueve exteriorizándose sin cesar”, en otras palabras, podemos movernos y actuar dentro de un conflicto de forma sincera y abierta, pero si llegamos al límite de lo tolerable por alguna de las partes, “el fuelle se vaciará del todo o explotará”. En definitiva, es importante saber adaptarse (“moverse dentro del fuelle”) en las relaciones o en cualquier situación, ya que para perpetuar una relación hay que saber moderar las posiciones (capítulo 59: ”Para cooperar con el Cielo en el gobierno de los hombres, lo esencial es templar su acción... Quien posea esta madre del imperio -sabia moderación- durará mucho tiempo”).
Por otra parte, este mismo capítulo 5 nos introduce otra idea que se refleja también en otros capítulos como el 28, y es la necesidad de entender el conflicto de forma global, y no dejarnos llevar por un aspecto en concreto. Una forma de entender esta “globalidad” del conflicto la podemos encontrar en un principio que en China se conoce desde hace siglos, el “principio de sincronicidad” y que va más allá de los principios de la causalidad. R.Wilhem, sinólogo alemán que vivió a caballo entre el siglo XIX y el XX y que fue todo un experto en filosofía oriental, llegando a traducir al alemán una de las obras por excelencia de la filosofía China el I Ching o libro de los cambios , lo define diciendo: “existen fenómenos psicológicos paralelos que no pueden relacionarse sin más entre sí de un modo causal, sino que deben estar en otro encadenamiento de sucesos. Este encadenamiento me pareció darse esencialmente en el hecho de la relativa simultaneidad... Parece como si el tiempo no fuese algo abstracto, sino más bien un continuo concreto, que contiene cualidades y condiciones básicas que, con relativa simultaneidad, pueden manifestarse en diversos lugares, en un paralelismo que no puede explicarse causalmente, como, por ejemplo, en los casos de la aparición simultánea de pensamientos, símbolos o estados psíquicos idénticos”. “Así estas leyes se caracterizan por su evidente significación como por la imposibilidad de reproducirlas experimentalmente, o a someterlas a una verificación científica regida por las leyes de la causalidad”. Si lo tradujéramos a “lenguaje occidental”, podríamos decir que a parte de entender el conflicto como global en el sentido de observar todas las posibles variables que lo afectan, y que se pueden observar directa o indirectamente, también deberíamos entender el conflicto como “sensible”, como una “unidad en movimiento” con significada para las partes y que puede reaccionar de una determinada manera creando patrones (“sincronizadamente”). De este modo, podríamos prever las posibles reacciones de las partes en conflicto y su tendencia “natural”. Aquí una interpretación profunda de los 64 hexagramas del I Ching (formados por Pa Kua o 8 trigramas y sus combinaciones), sería preciso o al menos muy interesante para entender las leyes de esta globalidad y también de la “sincronicidad”, y ver si es factible llegar a aplicarlas al contexto de un conflicto. Como dijo C. Jung, las personas, así como los objetos animados e inanimados, están vinculados a un inconsciente colectivo y universal.
Para aclarar un poco lo que quiero decir en el punto anterior cuando me refiero a los 64 hexagramas, y no dejarlo simplemente presentado, recurriré a las palabras de un gran maestro de las artes marciales Chinas o Wushu . En su manual de Tai-Chi Chuan (el tejido invisible), Su Yu-Chan nos explica que el Pa kua, los 8 trigramas, es un concepto filosófico que establece la totalidad de la realidad de una forma simplificada. “Es un concepto dinámico que implica cambio de un estado a otro, de un estado anterior a uno posterior, el de ahora y el de después. Un correcto planteamiento y posterior interpretación de dichos Pa Kua permite conocer la evolución de las cosas y las causas de dicha evolución”. Además, a parte de ser dinámica, la interpretación de cada trigrama se puede realizar desde dos realidades diferentes, la “natural que representa aspectos originales, sin mistificar”, y la “no natural” que representa “aspectos donde ya se han producido influencias externas al propio fenómeno o situación” (En otras palabras, gracias a los 8 trigramas y sus combinaciones -64 hexagramas-, podemos interpretar cada realidad y su evolución desde una perspectiva yin o desde una yang).
Para acabar con esta interpretación, y a fin de mostrar un poco más la profundidad con la que puede llegar a ser interpretada esta obra desde una perspectiva de la resolución de conflictos (soy consciente de que la profundidad de la obra es mayor de lo que yo actualmente soy capaz de interpretar), escribiré el último párrafo del capítulo 15, donde se describe de forma literaria, positiva y un tanto general, lo que expertos en comunicación han trabajado y definido como uno de los mecanismos de construcción de la realidad de la mente humana, el síndrome de utopía: “Aquel que siga la regla de no consumirse en deseos estériles de un estado quimérico, vivirá de buen grado en la oscuridad y no pretenderá cambiar el mundo”.
3.3 Interpretación del Arte de la Guerra de Sun-Tzu (dominar el conflicto)
La interpretación de esta obra la realizaré de forma más exhaustiva que el Tao Te King ya que la obra está dividida por capítulos y temáticas. Seguiré la estructura original, por lo que dividiré mi análisis en 13 apartados encabezados por el título original de cada capítulo. En cada apartado, realizaré una interpretación lo más literaria posible y ayudándome de las palabras del propio Sun- Tzu, de los conceptos expresados en él desde la perspectiva de la resolución de conflictos y también desde una perspectiva más amplia como es la comunicación (sobretodo en la dinámica de una relación o de un intercambio comunicativo). La organización original tiene un sentido, y es la de adentrarse poco a poco, desde la base y la planificación al arte de la guerra (al arte de dominar una relación o conflicto). Yo intentaré seguir el mismo camino.
A diferencia del Lao Tse, en el que la premisa para afrontar un conflicto es que no haya conflicto, aquí Sun Tzu nos da una serie de estrategias para ganarlos o adapatarnos a la situación.
1-Estimaciones
El capítulo empieza advirtiéndonos de lo importante que es observar el conflicto de forma global. Antes de intervenir en él, debemos tener el cuenta “la influencia moral” (lo que motiva a la parte/s a solucionar el conflicto o cooperar. Si alguna de las partes “rehúsa escuchar la estrategia” –no colabora-, no se podrá solucionar el conflicto) ; “el clima” (se podría interpretar como la posición en la que se encuentran las partes integrantes del conflicto, el nivel de conflicto existente, etc.) ; “el terreno” (el contexto donde se desarrolla); “el mando” (nuestras propias posibilidades de observar e interpretar el conflicto); y “la doctrina”(o capacidad de manejar y actuar correctamente sobre el conflicto) . Si uno es capaz de realizar estos cinco puntos correctamente, podrá predecir todo movimiento posible dentro del conflicto, anticiparse y solucionarlo (o ayudar a solucionarlo).
Una táctica para intervenir en el conflicto es ”engañar”, fingiendo ser una cosa cuando realmente eres otra (o haces otra). De este modo podrás intervenir sin atacar directamente, evitando donde la parte o partes en conflicto se hacen fuertes, se defienden (“Cuando eres capaz, finge incapacidad”. “Cuando estés cerca, aparenta estar lejos; si estás lejos, que estás cerca”. “Así ofrecerás un señuelo para atraerlo; finge desorden y atácalo”. “...donde sea fuerte, evítalo”).
2-Hacer la guerra
Solucionar el conflicto es la máxima que tienen los miembros que forman parte de él. Contra más se alargue el mismo, los ánimos y las ganas de que el conflicto se solucione disminuirán, puesto que “las armas se desafilarán, y la moral bajará”. Por eso, es primordial poder detectar el conflicto lo antes posible, y una vez hecho, intervenir rápidamente, puesto que “todavía no hemos visto hasta hoy ninguna operación astuta que fuera prolongada”. Además, también es muy importante antes de intervenir, mejorar esta moral o ganas de que se solucione el conflicto, puesto que si no se hace esto, “aunque tengas sabios consejeros, ninguno será capaz de hacer planes para el futuro”.
Para intervenir correctamente sobre un conflicto se debe entender los peligros que puede conllevar el hacerlo. Para minimizar estas posibles efectos, hay que minimizar los recursos o esfuerzos empleados, dejando que las partes actúen por si solas y así solucionen sus diferencias. De esta forma aumentará la autoestima de las partes versus la consecución de un objetivo común (la resolución del conflicto) (“Los expertos en hacer la guerra no requieren una segunda leva de reclutas, ni tampoco más de una ronda de provisiones” . “Los que cargan con el equipamiento de la patria; confían en conseguir provisiones del enemigo. Así, el ejército se aprovisionará continuamente con comida”). Así pues, el objetivo que se debe tener al intervenir sobre un conflicto es reducir la distancia comunicativa entre las partes, acercar posturas. (“...llevar provisiones a grandes distancias empobrece a la gente”.”...el general sabio se preocupa de que sus tropas se alimenten con la comida del enemigo...”). Por último, para acercar posturas, ser aceptado, o incluso influenciar dentro del propio conflicto o de una relación, es efectivo utilizar y adaptarse a la comunicación, personalidad , etc., de la parte o partes que conforman dichas interacciones (...”Reemplaza las banderas y estandartes del enemigo con los tuyos, mezcla los carros capturados con los tuyos y úsalos”).
3-Estrategia ofensiva
En este capítulo se dan consejos para dominar un intercambio comunicativo, para salir “victorioso” de un conflicto (también resulta práctico como principios a seguir en una intervención). Así, Sun-Tzu nos advierte que el mejor camino para obtener lo que uno quiere en un conflicto, es “tomar un Estado intacto”. Siempre es mejor ganar sin destruir la relación, puesto que “someter al enemigo sin luchar no es la esencia de la habilidad”. Para esto, el primer paso que se debería tener siempre en cuenta es que “El que resalta resolviendo problemas, actúa así antes de que aparezcan”, pero una vez surge, hay diversos modos de intentar que no suba de intensidad, pararlo o ganar en el intercambio comunicativo. Uno sería impedir que la otra parte se haga fuerte en su posición del conflicto. Otro sería no atacar nunca a su sustento emocional y/o psíquico directamente (“La peor estrategia es atacar ciudades”).
De este modo, lo más efectivo para parar la oposición de la otra parte y a la vez obtener lo deseado en un conflicto o intercambio comunicativo (obtener un estatus superior al otro) sería: rodear sus defensas si tu relación es de superioridad, así se evita que el otro se defienda a la desesperada (sin salida); dividirle o confundirle de alguna forma si tu relación de superioridad no está del todo clara; se puede atacar a la otra parte directamente si nuestra relación es de igualdad, así podemos utilizar el factor sorpresa por ejemplo; y si nuestra relación es de inferioridad, lo mejor es retirarse o ceder para tal vez, y ganándote su confianza, atacar luego y ganar así el juego comunicativo.
Por otra parte, existen tres formas de perder frente a un intercambio comunicativo o conflicto.1) Cuando atacas o cedes sin saber si es adecuado (“maniatar al ejército”); 2) cuando no tienes los conocimientos y recursos necesarios para moverte dentro del conflicto; y 3) cuando intervienes sin saber en que situación se encuentran las partes. Es importante saber frente a esto que “Un ejército confundido lleva a la victoria del otro”. También existen cinco circunstancias en la que se puede predecir la “victoria comunicativa”: 1) “vencerá el que sabe cuando pelear y cuando no”; 2) “vencerá aquel que entiende cómo usar ambas, las tropas grandes y las pequeñas”, en otras palabras, el que sabe con que intensidad atacar (comunicarse) en cada momento; 3) “vencerá aquel, cuyo ejército esté unido de espíritu”, aquel que defiende firmemente sus convicciones y a el mismo; 4) “vencerá aquel que es prudente y espera el momento indicado para atacar al enemigo desprevenido”; y 5) vencerá aquel que sea capaz de luchar por sí mismo y reaccionar de forma rápida. En definitiva,“conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas jamás estarás en peligro”; “Si no conoces al enemigo pero te conoces a ti mismo, tus posibilidades de vencer o perder son iguales”; y “Si desconoces a ambos, al enemigo y a ti mismo, puedes estar seguro de estar en peligro en cada batalla”.
4-Disposiciones
Sun-Tzu comienza el capítulo advirtiéndonos de que en un conflicto o intercambio comunicativo, cada parte tiene que centrarse en lo que hace ella (y hacerlo por el bien común si se quiere solucionar -añado yo-), no esperar a la reacción o acción del otro (o intentar entenderla). De este modo, cada parte estará en equilibrio consigo misma y podrá afrontar en conflicto en común (o con un objetivo a seguir), puesto que actuarán “sin errar” (salvando las distancias, Sun-Tzu nos expresa estas ideas cuando dice: “Ser invencible depende de uno mismo; que el enemigo sea vulnerable depende de él”.“Así, el comandante hábil toma una posición en la que no puede ser derrotado y no desaprovecha la oportunidad de dominar a su enemigo”). De esta forma, se puede conseguir que el conflicto se desarrolle de forma correcta (con rumbo definido), y si las dos partes están predispuestas para ello, se solucione solo y satisfactoriamente (“Un ejército victorioso obtiene sus triunfos antes de buscar la batalla; un ejército destinado a la derrota lucha con la esperanza de ganar”).
5-Energía
La intensidad, fuerza o tensión que transmitimos en el conflicto, relación o intercambio comunicativo, también es importante para conseguir dominarlo. Hay que saber cuando aplicar “las fuerzas extraordinarias y las normales” y como. En general, hay que adaptarse y mantener una fuerza constante y “normal”, y solo utilizar la “extraordinaria” (subir la intensidad) si vemos que con ello podemos obtener el objetivo deseado (ya sea solucionar el conflicto de una vez, o dominar una relación). En todo caso, hay que tener presente que no debemos agotarnos (ni agotar a la otra parte si queremos solucionar un conflicto), y mantener nuestros recursos “tan inagotables como el fluir de los grandes ríos”.
6-Puntos débiles y puntos fuertes
En una relación, la parte que sabe dominar la situación comunicativa “ocupando el campo de batalla primero y esperando al enemigo”, estará siempre en mejores condiciones para afrontar un posible conflicto. Éste “...estará relajado”, mientras que la parte que se encuentra en una situación de inferioridad “llega después a escena y que se precipita a luchar, estará cansado”.
El que domina la comunicación es aquel que anticipa en todo momento las acciones del otro de forma “Sutil e insustancial” y a la vez, es el último en actuar . “El experto no deja huella, divinamente misterioso, es inaudible” y consigue “atacar sin encontrar defensa” ya que ataca donde la otra parte es más débil o donde no se lo espera (por ejemplo una de las tácticas que puede emplear es parar a la otra parte o hacer que modere su postura “ofreciéndole algunas ventajas” -cediendo un poco, se puede hacer que la otra parte sienta como victoria lo que en realidad es un derrota sin luchar-). Además, sabe “defenderse de forma que el enemigo no sepa atacar” y adaptarse a cada situación de infinidad de formas, modificando así su forma de actuar.
7-Maniobras
Para actuar en un conflicto o intercambio comunicativo, es necesario ser flexible, y saber utilizar de igual modo “la estrategia directa y la indirecta” para ir siempre por delante de la otra parte, siendo conscientes, como ya nos ha dicho Sun-Tzu anteriormente, que el simple hecho de hacerlo puede acabar con la relación al existir la posibilidad de desgastarla (hay que ser prudentes en toda acción que se realice, procurar no perder nunca el propio equilibrio psíquico dentro del conflicto -“...si un ejercito deja atrás el equipo pesado, forraje, comida y provisiones estará perdido”-, y saber que pasos dar en todo momento gracias a la información que la otra parte o partes nos proporciona –“Los que no usan guías locales, son incapaces de sacar ventajas del terreno”).
Es también muy importante saber cuando se tiene que actuar y cuando no, y hacerlo con convicción y firmeza sin mostrar la más mínima inseguridad. Por ejemplo, cuando las partes están en una posición muy fuerte, no se les puede atacar, igual que tampoco se les puede atacar donde mejor se defiende, ni cuando alguna está vencida o débil (“No ataques a sus tropas de elite”. “debes dejar alguna posibilidad de escape a un enemigo acorralado”).
8-Las nueve variables
Para tener el control sobre un conflicto o intercambio comunicativo, es necesario controlar la situación del “terreno” (contexto) en el que se desarrolla. Debes moverte por donde mejor te defiendes; no mantenerte durante demasiado tiempo en una situación de inferioridad respecto a la otra parte; no entretenerte “En terreno desolado” (donde no controlas la situación); tener recursos para salir de una situación comprometida; saber contrarrestar un ataque si no te queda otra; saber actuar y que camino elegir en cada momento; y actuar rápido cuando se tiene oportunidad.
Por otra parte, hay 5 debilidades posibles para cada una de las partes que conforman el conflicto o el intercambio comunicativo: si esta es “temeraria” (actúa sin pensar), se le puede ganar rápidamente; si es “cobarde”, fácilmente haremos que acepte lo que nosotros queramos; “si se deja llevar por la ira“, se volverá irascible, obstinado y precipitado, y por lo tanto se puede hacer que el mismo pierda en el intercambio comunicativo; “si tiene un sentido del honor demasiado susceptible” es fácil de calumniar o sobornar, ya que lo único que le interesará es defender su reputación; y por último, “si es de naturaleza compasiva”, puede ser fácilmente acosado ante un comunicador que se impone.
9-Las marchas
Sun-Tzu nos hace ver en este capítulo, que una vez hemos acabado con nuestras dificultades, limitaciones o debilidades para desenvolvernos dentro de un conflicto, relación o intercambio comunicativo, ya podemos hacerlo “cerca de los valles” (sin más obstáculo que el propio conflicto). Ya se seremos capaces de estar “en un lugar alto hacia el sol” (ocupar el rol dominante. Dominar la comunicación), y no tener que “subir para atacar”.
Una vez conseguida esta posición, o como reglas a seguir para dominar un intercambio comunicativo, hay que intentar mantener la distancia respecto a la otra parte, cortando todo intento de ganar dominancia de la otra parte en el momento justo (“es ventajoso permitir cruzar a la mitad de sus fuerzas y luego atacar”). También es necesario saber que puede pretender “atacar por la retaguardia”, por eso, debemos ser siempre conscientes de este tipo de mecanismos comunicativos (verlos con anticipación), para poder alejarnos rápidamente de las posibles trampas y utilizarlas a nuestro favor, haciendo que la otra parte se apoye en ellas y desestabilizarla.
Una de las posibles trampas comunicativas es “estar cerca pero esconderse” para intentar atraer a nuestra situación favorable la otra parte. Otra es poner obstáculos a la comunicación con el objetivo de engañar. También lo es dispersar el tema principal del conflicto o del intercambio comunicativo, para hacer tiempo y pensar como actuar (“Cuando el polvo se eleva en áreas dispersas, el enemigo está recolectando leña...”). Cuando una de las partes habla de forma amable y humilde, pero “continúa sus preparativos, es que avanzará”, en cambio, si esta utiliza un lenguaje poco claro y engañoso, e intenta con ello avanzar con fuerza en sus posiciones, es que se retirará e intentará con ello que tu te derrumbes. Si una de las partes empieza a alabar a la otra (cede), es que “desea una tregua”, pero si esta lo pide sin un acuerdo previo, “es porque está tramando algo”.
Por último, hay indicadores que indican el estado de las partes dentro del “juego comunicativo”. Si alguna de las partes no para de atacar o lo hace sin sentido, es que no tiene otros recursos o está sufriendo. Si es obvio que una de las partes tiene ventaja, pero esta no avanza,“es porque está fatigado”. Si todos sus argumentos, exposiciones, etc., están desordenados, es que no es un buen comunicador. Si lo único que hace es atacar, y no vuelve a las posiciones de las que partió para “alimentarse”, “es que está desesperado”. Si sus intervenciones en este “juego” son violentas, y luego responde con temor a las que tu haces, es que “se ha alcanzado el límite de la indisciplina”.
10- El terreno y 11- Los nueve tipos de terreno
Sun-Tzu vuelve a comentar en este capítulo la importancia del contexto (“terreno”) en el cual se desarrolla un conflicto, pero esta vez profundiza en él clasificándolo de seis formas diferentes según su naturaleza. Así tenemos: el contexto “accesible”, que es aquel favorable a las dos partes (aquí tendrá ventaja el que sepa posicionarse en dominancia). El contexto “engañoso” y no ventajoso, que es aquel contexto que favorece el ataque pero puede dificultar la defensa si al atacar no se consigue ganar (la dominancia). El “indeciso” es aquel desfavorable para todas las partes, por eso, antes de actuar, hay que procurar debilitar a la otra parte. El “estrecho” es aquel contexto que proporciona pocas salidas. Es un contexto en el que si se tapan bien las entradas resulta fácil defenderse, pero a la vez es difícil de atacar. El “accidentado” es un contexto difícil y peligroso, que favorece a aquel que consiga adentrarse primero y manejarlo mejor. Por último, en un contexto “lejano”, donde el conflicto se desarrolla con una parte que está en una situación, postura o forma de afrontarlo lejana a la nuestra, hay que esperar e intentar acercar posturas antes de intentar tomar la iniciativa puesto que,“...no es ventajoso atacarlo en la posición que él eligió”.
Por otra parte, también divide en contexto dependiendo del uso y la posición en la que nos situemos dentro de el al comunicarnos. Así encontramos nueve tipos: cuando afrontamos el conflicto o el intercambio comunicativo sin movernos de nuestra posición inicial, en la que estamos cómodos y nos protegemos, lo denomina “dispersivo” debido a que es una postura que indica que se desea acabar con esta situación. Si penetramos un poco en el “terreno enemigo”, estamos en un contexto “fronterizo”. Si nos situamos en terreno ventajoso para los dos, estamos en un contexto “clave”, puesto que el primero que lo domine, tendrá mucho ganado. Si este contexto es accesible para las dos partes, es “comunicador” ya que permite que las dos partes se desenvuelvan dentro de el a placer, sin obstáculos. Si estas rodeado, intenta ganarte una de las posiciones que te rodean o buscar a un aliado (un tercero en discordia), así te harás fuerte (“convergente”). Cuando has penetrado en el contexto de la otra parte, y has dejado muy atrás tus principios (base de tu defensa y seguridad), estás en un contexto “hostil”, extraño, en el que no podrás encontrar ayuda. Si te encuentras en un contexto difícil de acceder, sin salida clara, donde puedes ser fácilmente “vencido”, estás en un contexto “rodeado”. Por último. si la única salida que tienes es pelear, atacar para defender tu postura, estás en un contexto “mortal”.
Por último, nos dice lo importante que es utilizar las tácticas indirectas para movernos y manejar los diferentes contextos. Es importante que la otra parte no sepa nunca como vas a actuar y a la vez “fingir acomodarse a sus acciones”. Así, hay que ser “...tímido como una doncella. Si el enemigo te da un hueco para entrar, sé tan veloz como una liebre y él será incapaz de retirarse”.
Como resumen general de lo que hay que conseguir para dominar un intercambio comunicativa o un conflicto, Sun-Tzu nos dice en el capítulo 10: “Conoce al enemigo, conócete a ti mismo y tu victoria jamás será amenazada. Conoce el terreno, conoce las condiciones meteorológicas y entonces tu victoria será total”.
12-Ataque con fuego
El título de este capítulo hace referencia a la táctica de influir a una de las partes de una relación desde “dentro”. Haciendo una analogía, podríamos decir que sería intentar cambiar a la otra parte utilizando estrategias que esta no ve venir (estrategias indirectas). Para esto, Sun-Tzu nos vuelve a advertir, que es necesario saber como hacerlo y aplicarlo en el momento preciso (hay que aplicarlas cuando la situación te favorezca -“Si el viento a favor aviva los fuegos, no ataques con el viento en contra”-). Una vez alguna de estas estrategias este empezando a funcionar (haciendo cambiar el comportamiento del otro), es necesario empezar a “coordinar inmediatamente tu acción desde fuera” (comenzar a consolidar este cambio).
13-Empleo de agentes secretos
En el capítulo final, Sun-Tzu nos habla de uno de los principios primordiales para afrontar o intervenir en un conflicto o intercambio comunicativo y conseguir “dominarlos”. Este principio es el conocimiento previo (ya no de nuestras habilidades, de cómo y de cuando aplicarlas), sino de la otra parte (“El príncipe hábil y el general sabio conquistan al enemigo donde sea que se muevan y sus logros superan los de los hombres ordinarios a causa del conocimiento previo”). Se conseguiría siendo capaces de saber cual es su situación actual (“Debe obtenerse de hombres que conocen la situación del enemigo”). Si dejamos de lado esta información directa que nos pueden ofrecer personas cercanas u otras fuentes de información externas, también se refiere aquí a obtener información a partir los mensajes comunicativos que nos puede transmitir en el cara a cara de la propia situación.